El departamento legal es un centro de oportunidad y valor para el negocio. Se trata de un área con una importancia estratégica clave, que no debería tener la necesidad de autodefinirse, defenderse o autoposicionarse. Sin embargo, existe una visión sesgada de legal que lo posiciona como un centro de coste y un área de servicio que, en ocasiones, ni siquiera administra su propio presupuesto. Toda área legal que no sea percibida con esa visión estratégica tiene una labor clave por delante: empoderar su figura y posicionarse como esa pieza necesaria para el negocio.
¿Cómo conseguirlo? Descubramos cuáles son las cinco claves para empoderar al departamento legal y cuál es uno de los principales aliados en este proceso. Quédate hasta el final para conocer la guía que será definitiva para tu departamento.
Si el área legal quiere ser estratégica en y para la organización, uno de los primeros pasos a dar es pensar y comportarse con el mismo rigor empresarial en su gestión que cualquier otro departamento de la empresa y, en particular, que los departamentos que sí se visualizan normalmente como departamentos estratégicos (como el departamento de finanzas, por ejemplo).
Se trata de dirigir y gestionar el área legal de manera empresarial, atendiendo a los parámetros que otras áreas estratégicas ya tienen muy interiorizados y aplican constantemente.
Las operaciones legales nos ayudan en esa labor de posicionar al departamento legal. Son la herramienta que pone orden en el área y que le ayudan en muy distintos aspectos:
Generar una nueva forma de ver y vivir la dirección y gestión del área. Es decir, dirigir y gestionar desde lo importante y no desde lo urgente.
Definir la estrategia del área, alineada a la estrategia de la compañía. Dirigir y gestionar por objetivos estratégicos y no por las pulsiones y urgencias de la organización.
Revisar y optimizar los procesos y recursos. Sí, hablamos de ambos conceptos, ya que es tan importante optimizar procesos como recursos.
Seleccionar y gestionar los proveedores. Es imprescindible contar con la tecnología adecuada y existen soluciones legal tech para impulsar el trabajo del área legal: automatización documental, gestión de contratos, firma electrónica, o el Contract Lifecycle Management (CLM), que engloba estas y otras tecnologías.
Definir y establecer indicadores. Suficientes para llevar a cabo la función de reporting basado en datos y en niveles de riesgo.
Son muchas las virtudes de las operaciones legales, como se acaban de detallar, pero la principal de todas es que consiguen que el mindset del director del departamento jurídico y del resto del equipo cambie, para que la realidad del área legal se visualice y se viva desde un enfoque empresarial, no meramente técnico, y que se defina y planifique el servicio de la asesoría jurídica interna desde la planificación estratégica y no desde la urgencia del día a día.
Lo que no se comunica no existe. Los abogados tienden a no comunicar demasiado sus logros y a tener un perfil discreto respecto a ellos. El departamento legal debe asegurarse de que el resto del negocio comprenda la importancia de su trabajo y cómo contribuye al éxito general de la empresa. Debe tener una comunicación clara y efectiva con todas las partes interesadas para construir una cultura de cumplimiento y mitigación de riesgos.
Comunicar es imprescindible en todo ámbito. El trabajo debe ser reconocido pero, para ello, se debe comunicar de forma clara y abierta.
Cuando, además, en todo este proceso se ha podido involucrar a la dirección general y se cuenta con su apoyo directo, tanto en el proceso, como en la comunicación del mismo, el reposicionamiento del área como área estratégica está garantizado.
Siguiendo estos cinco puntos clave, el departamento legal puede fortalecer su posición dentro del negocio y asegurarse de que su trabajo sea valorado y reconocido como un componente clave para el éxito de la empresa. Pero aún hay más.