Hoy damos el salto a Houston (Texas) para charlar con Juan Carlos Luna, consultor experto en innovación legal e industria tecnológica. Abogado de formación, trabajó en despachos internacionales y, como in-house, en empresas como Hewlett Packard, antes de dedicarse a la consultoría estratégica para departamentos jurídicos internos. Tras completar su formación con sendos másteres en "International Law, Trade and Sustainability" en Georgetown University Law Center y "Lawyers' Management Program" en IE Business School, fundó hace más de 10 años, la firma Lawgistic, como un Alternative Legal Service Provider, y posteriormente Lawit Group, con el objetivo de ayudar a transformar la profesión jurídica, impulsando la innovación en los servicios jurídicos.
Recientemente co-fundó Opslink, firma de consultoría especializada en temas legal ops y legal tech. Con un especial enfoque en la innovación, compliance y transformación digital, Juan Carlos nos cuenta que tiene como aliado el legal tech y que ayuda a impulsar las operaciones legales en las compañías gracias a la tecnología, en un momento apasionante de cambio en el sector legal.
LAWIT GROUP es una firma de consultoría especializada en la transformación digital, gestión y operación legal. De la mano de nuestro nuevo brazo especializado en Legal Ops (Opslink), nos dedicamos a asesorar en el desarrollo, consultoría e implantación de nuevas tecnologías, sobre todo en aquellas llamadas a cambiar la práctica de la abogacía, las que mejorarán el servicio al cliente y potenciarán las herramientas de prestación de servicios jurídicos, en sus distintas áreas.
Una ventaja muy importante es el conocimiento de la industria legal, tanto del sector de las firmas legales, como desde la perspectiva de las áreas jurídicas corporativas, así como el relacionamiento y sinergias que hemos logrado construir y fortalecer con jugadores clave, como asociaciones legales, empresariales, universidades, y el sector legal tech en general.
Depende mucho del sector, del tamaño de las empresas, de sus departamentos jurídicos y, desde luego, del liderazgo que se tenga en los equipos legales. Pero hemos visto que existen muy buenos ejemplos de áreas jurídicas preocupadas – y ocupadas– por lograr transformar sus operaciones para obtener mejores resultados en eficiencia, agilidad, mayor control, y transparencia, a través de acciones innovadoras y de la implementación de herramientas legal tech.
Desde luego, estos ejemplos siguen siendo la minoría, lo que muestra que hay una gran oportunidad de apoyar a que estas transformaciones se traduzcan en beneficios muy palpables para muchas más empresas, dentro de sus estrategias y equipos legales.
Existe una cada vez mayor concienciación de que la inteligencia artificial generativa es la herramienta del momento. Sin embargo, antes de lanzarse a utilizar este sistema, muchos departamentos jurídicos de empresas tienen que potenciar su conocimiento básico de lo que esto implica, conocer en general las ventajas de la digitalización e ir avanzando, paso a paso, en la construcción del mejor modelo que aplique a su realidad muy puntual y a sus retos y necesidades específicos.
Falta mucho por hacer para que los abogados realmente lleguemos a niveles adecuados de adopción de estas nuevas tecnologías y el primer paso es seguir comunicando, entrenando y concienciando de que estos cambios serán disruptivos y permanentes y que se convertirán en condiciones fundamentales de desarrollo profesional.
En México, según el Sondeo Tech in Law elaborado por Reuters, más de la mitad de los profesionales de los servicios jurídicos están poco o nada familiarizados con las herramientas legal tech para la práctica legal.
Lo primero siempre será saber escuchar con mucho detalle a los clientes y conocer sus necesidades más apremiantes, para después pasar a hacer un diagnóstico puntual, que de paso a poder armar un plan estratégico que sea fácil de medir en cuanto a sus objetivos y resultados.
Entre las cuestiones o guías generales a considerar, se necesita analizar el tipo de actividades prioritarias, relacionamientos, procesos, reportes, partes o equipos relacionados (internos y externos), cuellos de botella y, desde luego, todos los puntos de frustración en la gestión, para que, en base a ello, se vayan creando las soluciones a medida para cada una de esas necesidades. Y hacerlo todo bajo criterios de expectativas muy claras durante el proceso de ejecución de los trabajos que sean necesarios, para lograr que dicha transformación sea exitosa y brinde los resultados deseados, en forma rápida, sencilla y que muestre el valor agregado y el retorno de la inversión.
Como se comentó anteriormente, la base es el conocimiento de las necesidades del cliente, por lo que será siempre necesario el mantener una comunicación constante, para poder obtener los datos e información que serán la base para diseñar una estrategia puntual de transformación en las operaciones legales.
En base a ello, se diseña un plan a detalle, con distintas fases, plazos y objetivos, ya que es imposible pretender resolver todo al mismo tiempo. La propia naturaleza de los retos del área legal corporativa es la naturaleza cambiante de sus actividades, la presión y exigencia constante; de lo que se trata es de ver cómo exponenciar su capacidad de reacción y respuesta y como ampliar su agilidad para adoptar las mejores prácticas que les permitan ser más eficientes y efectivos, al mismo tiempo de poder mostrar su valor y contribución a las demás áreas de la empresa, todo en base a estrategias y herramientas que puedan generar estas ventajas.
Resulta fundamental que los abogados se formen en legal tech ya que, de lo contrario, no podrán ofrecer el servicio que demandan los clientes en esta era digital, bajo expectativas de agilidad, rapidez y eficiencia.
Si esto fuera un maratón, iríamos apenas en el kilómetro uno. El potencial es gigantesco y vamos a ver como todo el ecosistema legal – aun siendo quizá uno de los sectores más lentos en reaccionar y adoptar los cambios– se verá transformado de manera muy importante, al grado de que estaremos viendo que el riesgo a la obsolescencia en la práctica legal profesional será una realidad que cobrará factura.
La transformación es ya imparable pero, como en todo, hay que ser conscientes de que su desarrollo se dará a distintas velocidades según el territorio, la madurez del sector, la capacidad de liderazgo y el aceptar el cambio cultural que todo esto implica. Lo que es innegable es que quien utilice mejores herramientas tendrá una gran ventaja competitiva.
Un aspecto clave siempre será la solidez de la infraestructura de la solución o herramienta tecnológica, que garantice la confiabilidad de los temas clave en cuanto a seguridad y privacidad. Pasando a la solución en sí, el orden de relevancia siempre empezará por la simplicidad para su implementación y para su uso, todo lo que pueda hacer la vida más fácil al usuario tendrá un doble beneficio.
En cuanto a los resultados, las expectativas más positivas serán que sean herramientas fáciles de usar y de integrarse, colaborar con otras soluciones y que su vinculación entre los distintos usuarios permita un nivel máximo de colaboración, control y eficiencia. El punto final, y clave, es el nivel de reporteo que se pueda generar, ya que todo el esfuerzo debe concluir en la capacidad de mostrar las ventajas que esta solución proporciona, los ahorros que genera y la mayor velocidad y control en la tramitación del proceso contractual.
Falta mucho por hacerse en este campo, desde temas básicos hasta temas mucho más elaborados; se requiere seguir impulsando las ventajas, la necesidad y urgencia de la transformación digital, la automatización, la innovación y la eficacia en la gestión operativa.
La inteligencia artificial está ya a disponibilidad de todos, es cuestión de que vaya permeando y conociéndose los usos prácticos básicos e ir avanzando a mayores conocimientos y usos prácticos de sus capacidades.
Los abogados deben dejarse ayudar para entender y adoptar estas tecnologías o, de lo contrario, correrán el riesgos de enfrentar la cruda realidad de perder relevancia por mantener sistemas de trabajo anquilosados, que no respondan a las exigencias de una nueva realidad que exige mayor eficiencia.
Las ventajas se podrían resumir en la facilidad en el uso de la herramienta y en la metodología para ir armando un andamiaje que facilita su implementación y su aplicación en las necesidades cotidianas. La experiencia de usuario resulta muy intuitiva, en lo que es un producto con la facilidad de integrarse con otras soluciones, además de las nuevas soluciones de IA que integra y que genera un importante valor adicional.